Primera parte

Es interesante detenerse un momento en esas tres palabras que pueden conformar una frase o una oración. Funcionarios de diversas áreas, concejales, diputados, senadoras y profesionales de cualquier índole deben decir en algún momento "puesta en valor" o "poner en valor". No interesa qué sea pero hay que expresarlo de alguna manera.

Claro, hay quienes todavía no entienden qué quiere decir eso de "poner en valor" porque ellos y ellas estaban más acostumbrados a decir que había que restituir, restaurar, recuperar, recobrar, revalorizar, adecentar, rehabilitar, rescatar y más etcéteras.

Pero no. Hay que "poner en valor" y si no es así, no sirve ni servirá.

Se podría "poner en valor" el AeroClub también y así se evitarían extensas e improductivas conferencias de prensa en las que no se satisfacen las principales inquietudes que pudiera tener la comunidad. 

¿Qué pretende saber esa comunidad silenciosa que escucha, no entiende y comenta sin conocer datos, en muchos casos?

Atendiendo solo al sentido común que marca la realidad son muy pocos y claros los interrogantes reales, basados en hechos concretos.

¿Cuál fue la recaudación obtenida por arrendamiento o por siembra y cosecha de miles de hectáreas de maíz, soja o lo que fuere que hubo en los campos del aeródromo provincial?

Los varios balances efectuados por la Comisión del AeroClub, seguramente firmados por un Profesional, ¿son reales o fueron dibujados en la Escuela Panamericana de Arte?

Muchas de las respuestas a estas preguntas nos contarán de la judicialización y otras yerbas. 

De todas formas, con una buena calculadora científica nos podrían acercar a algo más real. Es decir, para saber algo más de aviones, alquileres, desmalezadoras y otras cuestiones. Para conocer algo más que palabrerío sin mucho sentido.

El AeroClub también forma parte del patrimonio histórico de Saladillo.

Seguramente, también lo están "poniendo en valor".

Sería muy interesante e importante conocer el valor que le están poniendo y también, el que le fueron sacando.

Alberto Víctor García

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